Desaparecido de mi vista
- Vero Gonzalez
- 2 nov
- 1 Min. de lectura

Desaparecido de mi vista
Estoy de pie junto a la orilla del mar. Un barco, a mi lado,
extiende sus blancas velas al vuelo de la brisa y zarpa
hacia el mar azul. Desprende belleza y fortaleza.
Lo observo hasta que, al cabo, cuelga como un punto
de nube blanca allí donde el mar y el cielo comienzan a
entremezclarse entre sí.
Entonces, alguien junto a mí dice: <<Se ha ido>>
Se ha ido... ¿adónde?
Se ha ido de mi vista. Eso es todo. Su mástil,
su quilla y su cubierta siguen siendo tan grandes como cuando se
fue de mi lado.
Y sigue teniendo la misma capacidad para transportar su carga viva
al puerto de destino.
La disminución de su tamaño está en mí, no en él.
Y justo en el momento en que alguien dice: <<Se ha ido>>,
hay otros ojos viéndole arribar, y otras voces
preparadas para lanzar el grito alegre: <<¡Aquí llega!>>
Y eso es morir.
Texto original de Henry Van Dyke.



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